La Alhambra, que significa "la roja", por la montaña donde está situada, no es sólo el más bello, sino también el mejor conservado y más antiguo de todos los palacios árabes que quedan en el mundo.
Los Palacios de la Alhambra
La visita se inicia por el Mexuar, construido por orden de Ismail I para la administración de justicia. Fue reformado por Muhammad V, y Carlos V le añadió un patio para convertirlo en capilla. Posteriormente se comunicó con un oratorio que tiene un minarete orientado a la Meca. Destaca el Cuarto Dorado, de techo renacentista, encargado por los Reyes Católicos.
Continúa la visita en el Palacio de Comares, de Muhammad V, obra maestra de la Alhambra por su acertada y profusa decoración.
El palacio comprende una zona administrativa y otra destinada a residencia real.
Destacan por su belleza el Patio de los Arrayanes de grandes dimensiones, con una fuente central y rodeado por refinadas columnas de mármol, y el Salón de los Embajadores, el mayor de la Alhambra, que permite abrir en sus muros nueve cámaras. Su artesonado de cedro reproduce 105 estrellas como representación de los siete cielos islámicos. Son también de admirar las numerosas y sofisticadas inscripciones del Corán en sus paredes.
El Palacio de Muhammad V, como residencia real, es el que más magnificencia añade al conjunto.
Está estructurado en 4 salas independientes que rodean al famoso Patio de los Leones. Es curioso el hecho de que esta fuente supone una representación de naturaleza viva tratándose de un palacio islámico.
En el fondo de la fuente se encuentra un poema de Ibn Zamrak advirtiendo del sofisticado sistema de abastecimiento y desagüe.
Se continúa la visita por la Sala de los Mozárabes, nombre que data de la sustitución de su cúpula original por un techo barroco.
La Sala de los Abencerrajes, es uno de los míticos salones de la Alhambra por las trágicas leyendas que la rodean.
La sala se la denominaba así por la familia noble asesinada cruentamente en el lugar.
En la Sala de los Reyes destacamos en sus cúpulas las pinturas en cuero que representan a monarcas nasries. De nuevo se repite, como en el Patio de los Leones, el extraño dato de la representación de seres vivos en un palacio musulmán, por esta razón se duda si fuera esta obra de origen cristiano.
La Sala de las dos Hermanas, se considera la más rica de todas, con sus artesonados representando versos del poeta Ibn Zamrak recubiertos con pan de oro y lapizlázuli. Los coloridos azulejos y su cúpula mozárabe son de una extraordinaria belleza y riqueza artística..
Por un gran arco se accede a la Sala de los Ajimences y al Mirador de Daraxa, cuyas vistas originales sobre el Albaicín, el Valle del Darro y el jardín de Lindaraja fueron cerrados por las habitaciones creadas por Carlos V.
La Alhambra tras la Reconquista
El Palacio de Carlos V, supone un importante contraste con la cercana Puerta del Vino y del resto de los edificios del complejo.
Es el palacio que el emperador encargó a Pedro Machuca, alumno de Miguel Angel, en el s. XVI. De ahí su puro estilo renacentista italiano, con su fachada cuadrangular y su patio circular, que hoy alberga el Museo Nacional de Arte Hispano-Musulmán. Este museo expone una colección de importantísimas piezas, como uno de los famosos siete jarrones de la Alhambra, elaborado con cerámica vidriada.
Destacan también numerosas piezas procedentes de excavaciones efectuadas en el recinto. También se aloja aquí el Museo de Bellas Artes, que expone fundamentalmente obras de la Escuela Granadina de los siglos XV al XX. El final del recorrido lo marcan la Iglesia de Santa Maria, de fines del s. XVI, que ocupa el antiguo emplazamiento de la Mezquita de la Alhambra, y el Convento de San Francisco, fundado en 1495 sobre un palacio árabe, donde se guardaron los restos de los Reyes Católicos hasta 1521.
Los Jardines del Generalife:
La exuberancia de estos jardines anexos a la Alhambra es impresionante. Se encuentran poblados de fuentes y han sido minuciosamente diseñados con la más exquisita estética floral.
El Generalife ha sido inspiración para números artistas de la música, la poesía o la prosa, como fue el caso de Washintong Irving, que los tomó como escenario para sus "Cuentos de la Alhambra". Fueron construidos en 1319 y aún hoy conservan gran parte de su forma original.