INTRODUCCIÓN AL BLOG
Este Blog quiere darte a conocer lugares y rincones de Europa, y fundamentalmente de España.
Entra en cada entrada y descubrirás la magia y el encanto de muchos rincones que te cautivarán. Sumérgete en cada rincón de una ciudad, sus Iglesias y Catedrales, sus monasterios, sus parques y sus fuentes…. Todo ello te ayudará a valorar la belleza y la grandeza del pasado y podrás admirar a nuestros mayores que nos legaron lo mejor de ellos mismos y su Patrimonio cultural y arquitectónico.
Conocer una ciudad o un país es descubrir su gente, sus costumbres, sus monumentos y su manera de relacionarse… por eso, como señalaba San Agustín, “el mundo es un libro y aquellos que no viajan sólo leen una página”. Nuestros mayores y antepasados nos dejaron sus monumentos y nosotros tenemos la tarea de conservarlos, valorarlos y admirarlos.
ESPERO QUE ESTE BLOG NO TE DEFRAUDE.
TOLEDO. España
Toledo es uno de los centros más importantes de la historia medieval española. El primer documento histórico sobre su existencia lo aporta Tito Livio, quien la describe como una pequeña ciudad fortificada. .
Toledo fue capital de España en época gótica, hasta 1560 en que pasó la capitalidad a Madrid. La especialidad de Toledo no radica sólo en la serie tan espléndida de monumentos de todas las épocas que contiene, sino en que toda la ciudad es un monumento en sí misma, y así ha sido oficialmente reconocida al declararla en todo su conjunto "Monumento Nacional”.
Conoce esta preciosa ciudad española con gran historia y patrimonio cultural.
EL ENTIERRO DEL CONDE DE ORGAZ EN TOLEDO. España
Fue realizado para la parroquia de Santo Tomé de Toledo, España, y se encuentra conservado en este mismo lugar. Está considerada una de las mejores y más admiradas obras del autor. El cuadro representa las dos dimensiones de la existencia humana: abajo la muerte, arriba el cielo, la vida eterna. El Greco se lució plasmando en el cuadro lo que constituye el horizonte cristiano de la vida ante la muerte, iluminado por JESUCRISTO.
EN LA PARTE INFERIOR:
El lo ocupa el cadáver del señor, que va a ser depositado con toda veneración y respeto en su sepulcro.
Para tan solemne ocasión han bajado dos santos del cielo: el OBISPO SAN AGUSTÍN, uno de los grandes PADRES DE LA IGLESIA, y el DIÁCONO SAN ESTEBAN, PRIMER MÁRTIR DE CRISTO.
En la tradición bíblica el cuerpo es enterrado, devuelto a la tierra de donde salió, en la espera de ser transfigurado por la resurrección final. El cuerpo humano, que el Hijo de Dios ha tomado al hacerse hombre, ya no es la cárcel del alma, sino la materia animada por el espíritu, la materia que será definitivamente transformada en la resurrección.
A este entierro, dos personajes principales, el Greco nos mira de frente, invitándonos a entrar en el misterio admirable que contemplan nuestros ojos y su hijo, señalando con su dedo al personaje central.
A Él se le ha dado la capacidad de juzgar a los hombres, y lo hace con misericordia, como lo muestra su rostro sereno y su mano derecha que manda al APÓSTOL PEDRO, que abra las puertas del cielo para el alma del Conde difunto.
ENTRE EL CIELO Y LA TIERRA:
El lazo de unión es el alma inmortal del Señor de Orgaz, figurada como un feto que es llevado al cielo por manos de un ángel, a través de una especie de vulva materna que le dará a luz a la vida eterna del cielo. La muerte aparece así como un parto, como un alumbramiento a la luz eterna en la que viven los santos. Trance doloroso, pero lleno de esperanza.
EN LA PARTE SUPERIOR:
El pintor describe el cielo, la vida feliz de los bienaventurados. Aparece JESUCRISTO, glorioso, luminoso, vestido de blanco, entronizado como juez de vivos y muertos. Es el señor de la vida y de la historia de los hombres.
La VIRGEN MARÍA acoge maternalmente el alma del señor que llega hasta el cielo. En este alumbramiento a la vida eterna, Dios ha confiado a María la tarea de madre. Ella es para nosotros el rostro materno de Dios. Los bienaventurados miran fascinados y adorantes a Jesucristo, el Señor.
El conjunto del cuadro invita a la contemplación de un misterio que nos es dado, de una verdad que nos es comunicada: el hombre ha nacido para la vida. El hombre no es un ser para la muerte. E incluso cuando ha de traspasar el umbral de la muerte, no lo hace en solitario, sino que junto a él para ayudarle está Jesucristo, redentor del hombre, su Madre santísima, que es también nuestra madre, y todos los santos del cielo, nuestros hermanos mayores.
El Greco ha conseguido transmitirnos en esta su obra maestra un mensaje de esperanza, la esperanza que brota de la buena noticia de Jesucristo, señor de la vida y de la historia.
UNA LISTA COMPLETA DE TOLEDO
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