17/4/23

ALBARRACÍN -TERUEL. España.

INTRODUCCIÓN AL BLOG

Decía Voltaire que “el verdadero viaje de descubrimiento no es buscar nuevas tierras, sino mirarlas con nuevos ojos”, y creo que tenía razón.

Este Blog quiere darte a conocer lugares y rincones de Europa, y fundamentalmente de España.

Viajar te hace descubrir que el mundo es más grande que tu pueblo y reconocemos que “nadie se da cuenta de lo hermoso que es viajar hasta que vuelve a casa y descansa sobre su almohada vieja y conocida” (Lim Yutang).

Entra en cada entrada y descubrirás la magia y el encanto de muchos rincones que te cautivarán. Sumérgete en cada rincón de una ciudad, sus Iglesias y Catedrales, sus monasterios, sus parques y sus fuentes…. Todo ello te ayudará a valorar la belleza y la grandeza del pasado y podrás admirar a nuestros mayores que nos legaron lo mejor de ellos mismos y su Patrimonio cultural y arquitectónico.

Conocer una ciudad o un país es descubrir su gente, sus costumbres, sus monumentos y su manera de relacionarse… por eso, como señalaba San Agustín, “el mundo es un libro y aquellos que no viajan sólo leen una página”. Nuestros mayores y antepasados nos dejaron sus monumentos y nosotros tenemos la tarea de conservarlos, valorarlos y admirarlos.

ESPERO QUE ESTE BLOG NO TE DEFRAUDE.

ALBARRACÍN -TERUEL. España.

Albarracín es Monumento Nacional desde junio de 1961. En diciembre de 1996 recibió la medalla de oro al merito en las bellas artes.
En Albarracín se ensamblan perfectamente naturaleza, arquitectura e historia dando lugar a un paisaje cultural único.
Sorprende en este paisaje el caserío apretado y homogéneo de la ciudad, entre roquedales desnudos de calizas, que están cortados por un sinuoso río Guadalaviar.

La topografía abrupta garantizó la defensa del núcleo medieval que se originó en torno al castillo, y que ya en el siglo X ocupa la superficie elevada del meandro del río, en cuyo perímetro acantilado se levanta el primer recinto de muralla.
Esta medina musulmana crece a partir del siglo XI, primero como reino de Taifa y después como señorío independiente cristiano, que acaba incorporando la Corona de Aragón en el año 1379. No sin dificultades, la ciudad mantiene su apogeo hasta el siglo XVI, y sobre todo en el XVIII, gracias a la pujanza ganadera del territorio.
En este periodo se construyen los edificios más emblemáticos de Albarracín, en buena medida debidos también a un relevante mecenazgo episcopal.
Destacan entre otras construcciones el Palacio Episcopal, el Antiguo Hospital, o por ejemplo la Ermita de San Juan, la Torre Blanca y el Castillo.