Jaén ostenta el título de «Muy Noble y Muy Leal
Ciudad de Jaén, Guarda y Defendimiento de los Reinos de Castilla».
Se alza al pie del Cerro de Santa Catalina.
En sus alrededores abundan fértiles tierras de cultivo, y grandes olivares que cubren gran parte de su término.
Hacia el sur y el sureste se encuentran las Sierras de Jaén y Jabalcuz, y al Norte se abre el llano del río Guadalbullón.
Debido a su situación, Jaén tuvo gran importancia en
la historia de Al-Ándalus y del Reino de Castilla.
La actividad económica más importante de la provincia
de Jaén es la producción del aceite de oliva, siendo la mayor productora mundial, lo cual queda patente
bajo el lema que recibe la ciudad, como «Capital mundial del aceite de oliva».
Los Baños Árabes de Jaén conocidos como Baño del Niño están ubicados en los sótanos del Palacio de Villardompardo.
Cuentan
con una extensión de 450 metros cuadrados, lo que los convierte probablemente
en los más grandes de Europa.
Los baños fueron construidos en el siglo XI, en 1002, aprovechando los
restos de un baño romano con pórtico.
Tras la conquista de Jaén en 1246 por
Fernando III el Santo se siguieron usando durante los primeros años del dominio
cristiano.
Entre los siglos XIV y XV desaparece su
función como baño al establecerse en sus salas unas tenerías.
A finales del siglo XVI Fernando de
Torres y Portugalo, I Conde de Villardompardo y VII virrey del Perú, edificó su
Palacio sobre los Baños, quedando ocultos entre los cimientos y sótanos durante
los siglos XVIII y XIX.
En 1913 Enrique Romero de Torres
descubrió parte de los Baños durante la realización del Catálogo Monumental de
Jaén.
En 1936 comienzan las obras de
restauración, que fueron interrumpidas por la Guerra Civil Española.
En 1970, la Dirección General de Bellas
Artes retoma la restauración del edificio bajo la dirección de Luis Berges
Roldán, que fue concluida en 1984.
En el año 1984, la Asociación Europa
Nostra otorgó la Medalla de Honor a la restauración de los Baños Árabes.